La exposición Laxeiro-Luis Seoane. Cruce de camiños. Debuxos 1930-1950 reúne a dos de las figuras más importantes e influyentes del arte gallego del siglo XX: Luis Seoane (Buenos Aires, 1910-A Coruña, 1979) y José Otero Abeledo, Laxeiro (Lalín, 1908-Vigo, 1996), dos artistas que contribuyeron a la dignificación y modernización de la plástica gallega a través de la recuperación, revalorización y difusión de determinadas características presentes en la arquitectura, en las tradiciones populares, en la naturaleza y en la historia de Galicia, con las que construirían una iconografía propia, mezcla de todos esos elementos y también de influencias externas, desde la pintura de grandes maestros como Goya o Rembrandt, en el caso de Laxeiro, hasta las Vanguardias Históricas europeas o disciplinas como el diseño gráfico, en el caso de Seoane.
Comisariada por Javier Pérez Buján, director de la Fundación Laxeiro, y por Silvia Longueira, directora de la Fundación Luis Seoane, Laxeiro-Luis Seoane. Cruce de camiños. Debuxos 1930-1950 nace de la colaboración entre ambas instituciones, un proyecto que reúne una selección de más de un centenar de dibujos realizados entre los años 1930 y 1950, dos décadas fundamentales en el desarrollo y posterior evolución de la obra de ambos artistas.
El arte y las tradiciones populares, las referencias a la arquitectura medieval, la utilización del color como medio de expresión y la reivindicación de una identidad plástica nacional son algunos de los elementos comunes a la producción de los dos creadores gallegos. Sin embargo, más allá de una relación de amistad que duraría una década -Seoane, junto a Carlos Maside, organizaría en el año 1934 en Santiago de Compostela la primera exposición individual del pintor de Lalín, retomando el contacto con éste muchos años después, ya en el exilio, en Argentina, donde Laxeiro participaría en una muestra colectiva patrocinada por el Centro Gallego de Buenos Aires, también a cargo de Luis Seoane- las trayectorias e inquietudes de ambos artistas no pueden ser más dispares en el plano artístico e intelectual. A Laxeiro no le interesa explicar su pintura desde un punto de vista teórico, sino el acto de pintar como forma de expresión fundamental, la pintura como forma de vida; mientras que para Seoane los aspectos teóricos son indisociables de la práctica artística, como lo son la variedad de soportes que utiliza para llevarla a cabo.
En lo que respecta a la selección de dibujos que protagonizan esta exposición, lo primero que resulta evidente es la marcada influencia que los movimientos de vanguardia que se están desarrollando en Europa tienen en los retratos que un joven Seoane realiza de escritores como Carlos Martínez Barbeito o Ánxel Fole a comienzos de los años 30, o esa Modista surrealista de 1941. El creador gallego muestra en sus dibujos todo aquello que le interesa o le llama la atención, volcando en ellos la realidad que le rodea. Retrata, hasta en tres ocasiones, a una jovencísima Maruja; a artistas y escritores como Juan Gris y Feliciano Rolán, realiza ilustraciones para libros y revistas como Cabalgata... En la muestra figuran otros ejemplos, como una selección de imágenes pertenecientes al célebre álbum Homenaje a la Torre de Hércules, así como un pequeño conjunto de dibujos realizados con ceras de colores durante la estancia de Seoane en Londres, ejemplo de su destreza en este soporte.
Al igual que en el caso de Seoane, el dibujo acompañará a Laxeiro a lo largo de toda su trayectoria. Las obras presentes en la exposición muestran su evolución como artista, y en ellas aparecen muchos de los trazos estilísticos y temáticos que caracterizan su producción. Escenas populares pobladas por lavanderas, pescantinas, campesinos y animales, pero también la peculiar atmósfera de los cafés y tertulias, de los que era asiduo, así como un conjunto de escenas cotidianas y de bocetos realizados en interiores, son ejemplo de una sutileza y técnica sorprendentes. El Laxeiro más reconocible se manifiesta en los dibujos de máscaras y carnavaladas, pero también en sus retratos, especialmente en los que hace de compañeros y amigos, como los artistas Carlos Maside y Álvaro Cebreiro. El propio artista, su familia, protagonizan algunas de las piezas de la exposición, en la que también destacan un conjunto de dibujos, algunos en color, de paisajes urbanos e industriales, y que más allá de los temas descritos, son ejemplo de la evolución de un creador que, en el período que describe la muestra, ya pasó por varias etapas estéticas y alcanzó su madurez plena.
La exposición podrá visitarse en la Fundación Luis Seoane hasta el próximo 17 de marzo de 2019.