La lectura reiterada y devota de determinados textos y autores a lo largo de la historia los ha llegado a convertir en clásicos de la literatura. La admiración de estas obras por lectores de muy distintas generaciones las ha situado en el canon supremo por encima de la lengua, época y nación en que fueron escritas.
Un libro clásico es un texto enormemente evocador que nos invita a continuas relecturas. En su ensayo Por qué leer a los clásicos, Italo Calvino afirma que «Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir». Y este es uno de los atractivos y elementos más definitorios de estos textos, su inagotable capacidad de sugerir nuevas interpretaciones, muchas de ellas acordes con los tiempos de la lectura.
Al lado de tantos textos que pueden resultar amenos, ingeniosos e incluso eruditos pero que no resisten en muchas ocasiones más de una lectura, los textos clásicos se caracterizan por admitir infinidad de lecturas. En palabras de Carlos García Gual, podríamos calificar a los libros clásicos como «la literatura permanente” en contraste con otros textos que están al servicio de la actualidad más candente.
El canon de los clásicos ha variado con el tiempo ya que cada época tiene los suyos e incorpora los de sus generaciones cercanas. Estos textos están avalados por la crítica, pero también por los lectores. Al margen de la selección académica hay otra que resulta más personal y muy subjetiva que es la que hace cada lector. En palabras de Italo Calvino, son los que cada persona selecciona con pasión como “sus clásicos”, aquellos que uno considera compañeros inseparables. La lista de libros seleccionada para este taller responde a este criterio. Estos libros son mis clásicos, aquellos que han contribuido a mi formación intelectual y estética y cuya lectura me ha supuesto un inmenso placer.
Este taller intentará que no se cumpla aquella frase de Mark Twain que decía que “un clásico es algo que todo el mundo querría haber leído y nadie quiere leer”. Leer estos textos nos acercará a la mejor literatura y con ella podremos entender mejor el mundo y a nosotros mismos intentando así aunar emoción, conocimiento y diversión.
Javier Pintor